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Este es probablemente el último episodio del 2020. Hemos estado dos meses creándolo a fuego lento, está cargado de contenido, ya que he volcado casi todo lo que aprendido a lo largo de este último año.

¡Esperamos que te guste y sobre todo que te sea de alguna forma útil!

Lo puedes escuchar completo aquí:

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Los juegos infinitos:

Voy a comentar antes de nada algunas fuentes de inspiración para hacer este episodio, en cuanto a libros:

  • The Infinite Game de Simon Sinek
  • Good to Great de de Jim Collings
  • Investing for Growth de Terry Smith
  • Open de Andre Agassi

Las newsletter de SumaPositiva de Samuel Gil  y Cardinal de Joan Tubau.

Algunos artículos científicos como los de Paul Milgrom o ensayos como los de René Girard. Incluso diría que también alguna serie como Los Favoritos de Midas o Películas como Cadena Perpetua. Seguro que me dejo muchas fuentes fueras, pero son un poco las que han metido estas ideas en mi cabeza.

Este episodio nació, como suele suceder de tirar del hilo de una idea que se me quedó colgando hace un tiempo cuando leía sobre teoría de juegos, en este campo del conocimiento se identifican dos tipos de juegos: los finitos y los infinitos.

Los juegos finitos son aquellos que conoces claramente las reglas, cuáles son los jugadores, cuánto duran, cómo se selecciona al ganador y al perdedor, son medibles…

Los juegos infinitos son aquellos en los que conoces a algunos jugadores, pero a otros no (aunque a veces piensas que conoces a todos), no sabes exáctamente cuáles son las reglas y si se van a mantener en el tiempo, no sabes quién va ganando ¿en qué intervalo de tiempo? ¿Con qué métrica? ¿contra quién compito?… a veces son juegos finitos que se juegan de forma repetida o iterada…

Vamos a poner un ejemplo cercano y tan de moda en la sociedad de la información actual: Jugar a hacer click bait es jugar a un juego finito. De hecho, piénsalo. Es algo en lo que han caído miles de personas, tanto creadores de contenido como consumidores de contenido, en el caso de los creadores atraídos por un pensamiento de primer nivel seducidos por la llamada “economía de la atención”, que no deja de ser otra cosa que “robar o comprar” nuestra atención de forma efímera y cortoplacista. Google se ha ido dando cuenta modificando sus algoritmos y esto -aunque todavía no se ve bien entre la bruma- muy probablemente se pondrá más en evidencia en la próxima generación de dispositivos que están por venir la próxima década. 

El punto clave es que verdaderamente la intención es lo que marca la diferencia. Pasamos de una economía de la atención a una  economía de la intención. Es un contenido que no se consume por accidente: se consume con intención expresa. La intención genera comunidad y valores. Por eso hacemos este tipo de contenido. No nos ceñimos a un formato específico… 

Dejando de lado este ejemplo de juego finito, podemos pensar en un juego infinito, o metajuego compuesto por varios juegos infinito,  volviendo a un ejemplo cercano: sería hacer este podcast con el propósito de seguir haciéndolo toda la vida, de perdurar, por propio placer en lo que se está haciendo… lo que algunas llaman la experiencia autotélica, que es ese tipo de experiencias en la que la recompensa obtenida se deriva del mismo acto de realizar la actividad. Es decir, la atención de quien la experimenta se centra en la actividad en sí misma y no en sus posibles consecuencias, o al menos estas no son consecuencia inmediatas de primer orden.

En este ejemplo de juego infinito y para no caer en el hastío, posiblemente se tienen que conjugar un par de aspectos importantes: el primero de ellos posiblemente sufrir ese llamado síndrome del explorador, que vulgarmente y para que se entienda fácil podríamos decir que es esa adicción al aprendizaje constante y a descubrir y experimentar nuevas sensaciones. Es la misma sensación, pero llevada al extremo y con una connotación más peyorativa, vendría a ser el conocido como síndrome del mono loco… este síndrome del mono loco describe la mente de aquellas personas que continuamente van por la vida persiguiendo algo, siempre les faltan cosas para sentirse dichosos, plenos ,completos y felices.Van de rama en rama en busca de aquello que les dará tan ansiada felicidad y están tan ocupados en esa persecución que no tienen tiempo de mirar alrededor y admirarse de la vida. El segundo ingrediente quizás necesario para jugar este juego infinito -y casi cualquiera es-: la valentía, esta se convierte en una gran bola de nieve cuando desarrollas compromiso. 

Otro ejemplo de juego infinito y llevado a nivel empresarial nos lo encontramos girando el flywheel cada vez con más velocidad, con más aceleración, con más tracción: ¿a qué nos referimos?

Imagine un enorme volante o disco pesado, de unos 15 m de radio y que pesa 1 tonelada. Imagínate también que tu tarea es conseguir que ese volente empiece a girar, tan rápido y tanto tiempo como sea posible. 

Al principio tendrás que empujar con mucha fuerza para que apenas su mueva unos centímetros, están tratando de luchar contra el rozamiento de un cuerpo sin inercia, sin momentum. Si sigues empujando dicho volante va cogiendo aceleración, cada vez con menos esfuerzo aplicado.

Cada giro del volante se basa en la labor realizada anteriormente, capitalizando su inversión de esfuerzo. Mil veces más rápido y, luego, diez mil, cien mil. El enorme disco pesado vuela hacia adelante, con un impulso casi imparable. Supongamos ahora que alguien vino y preguntó, “¿cuál fue el gran empujón que impulsó al volante a ir tan rápido?”  (evento)

Seguramente no seríamos capaces de contestar ¿Fue el primer empujón? ¿El segundo? ¿El quinto? ¿El centésimo? No. Todos ellos suman en una acumulación global del esfuerzo aplicado en una dirección consistente. Algunos empujones pueden haber sido más grandes que otros.

No importa cómo de espectacular haya sido el resultado final, las grandes transformaciones nunca sucedieron de una sola vez. No existe una única acción determinante, ninguna innovación espectacular, ningún golpe de suerte único, ni una revolución desgarradora. Casi todas las cosas importantes provienen de un proceso acumulativo, paso a paso, acción por acción, decisión por decisión, giro a giro del volante, que se traduce en resultados sostenidos y espectaculares.

Jim Collins llegaba a la conclusión:

“Claramente, las compañías que sobresalen sí consiguen un compromiso y una organización increíbles, gestionaron el cambio ingeniosamente, pero nunca dedicaron realmente mucho tiempo a pensar en ello. Era totalmente transparente para ellos. Aprendimos que, bajo las condiciones adecuadas, los problemas de compromiso, organización, motivación y cambios simplemente desaparecen. Estos problemas, en gran medida, se ocupan de sí mismos.”

Jim Herring, el líder de nivel 5 que inició la transformación de Kroger, nos dijo que él y su equipo comenzaron a girar el volante, y aportaron pruebas tangibles de que sus planes tenían sentido. “Presentamos lo que estábamos haciendo, de tal manera que la gente viera nuestros logros”, dijo Herring (pequeñas victorias con realimentación constante como dice James Clear). “Hemos intentado hacer que nuestros planes concluyan con éxito, paso a paso, de manera que la masa de gente pudiera ganar confianza a partir de los éxitos, no solo de las palabras”. H

 erring entendió que la manera de conseguir que las personas se organicen detrás de una nueva y atrevida visión es girar el volante en consonancia con esa visión, de dos vueltas a cuatro, luego de cuatro a ocho, luego de ocho a dieciséis, y luego poder decir, “¿puede ver lo que estamos haciendo, y qué bien está funcionando? Puede sacar conclusiones a partir de ello, y ahí es donde vamos”.

La confianza es la clave para permanecer en un juego infinito, y la confianza no es algo que un jefe puede imponer se consigue cuando nos sentimos seguros y motivados.

Las compañías que sobresalen tienden a no proclamar públicamente grandes objetivos desde el principio. Más bien, comenzaron a girar el volante, de la comprensión a la acción, paso tras paso, giro tras giro. Luego de que el volante crea impulso, pueden levantar la mirada y decir, “Hey, si seguimos empujando esta cosa, no hay ningún motivo por el que no podemos cumplir X”.

Cuando se deja que el volante hable, no necesita comunicar fervientemente sus metas. Las personas simplemente pueden por sí mismas sacar sus conclusiones del impulso del volante: “¡Hey, si solo seguimos haciendo esto, mire a dónde podemos llegar!” A medida que las personas deciden entre sí convertir el hecho de lo potencial en el hecho de los resultados, la meta prácticamente se establece por sí misma.

 ¿cuándo vas a ser el número uno? Pero si simplemente seguimos haciendo lo que estamos haciendo, no hay ninguna razón por la que no podamos convertirnos en la organización, podcast, persona número uno”. 

 ¿Qué es lo que las personas desean más que casi cualquier otra cosa? Desean ser parte de un equipo ganador.   Después de unos años he descubierto que uno de los factores que realmente más felices nos hacen es la motivación de sentirnos en crecimiento. Cuando notas y sientes el progreso es una sensación increíblemente placentera.

¿Sabías que los soldados, al retirarse, engordan?  La razón principal: porque habían dejado de tener expectativas altas sobre ellos y  dejado de rodearse de gente que los retroalimentarse con altas expectativas sobre ellos y sobre la vida en general. 

Los humanos deseamos sentir la emoción de participar en algo que simplemente funciona. Cuando las personas empiezan a sentir la magia del impulso, cuando empiezan a ver resultados tangibles, cuando pueden sentir que el volante empieza a girar con velocidad, es cuando la mayoría de ellas se organizan para poner sus hombros contra la rueda y empujar.

Alguien que admiro mucho, en una entrevista dijo no intentes construir un muro, no te digas a ti mismo voy a construir el muro más increíble e impresionante que se ha construido jamas, en vez de eso dite a ti mismo y hazlo: voy a poner este ladrillo de la manera más perfecta que se pueda poner y que lo pueda continuar haciendo en el tiempo, y así es como se acaba construyendo un muro. Ten en cuenta que el trabajo duro vence al talento cuando el salento no se está esforzando. 

Cuando la gira no coge tracción, no rueda surgen procesos que acaban destruyéndose, es la envidia y la codicia humana (como nos dijo Bernat Farrero en el episodio sobre estrategia digital). 

Los seres humanos somos la especie con mayores aptitudes miméticas. Esto es, imitamos a nuestros semejantes, y eso constituye la base del aprendizaje; es probable que por ello tengamos la mayor inteligencia entre todos los organismos. 

En “Investigaciones sobre los animales”, Aristóteles sostiene que “la imitación es natural en los seres humanos desde su niñez; es una de las ventajas sobre los animales: el ser humano es el más imitativo y aprende por imitación. Además, a todos los seres humanos les gusta el trabajo de la imitación” (Aristóteles, 1992: 4, 1448b6-9). 

Esta es la ventaja de la mímesis. No obstante, tiene sus desventajas: “en la medida en que imitamos a los demás, imitamos sus deseos y, al imitar sus deseos, terminamos deseando las mismas cosas que ellos. Pero, al desear las mismas cosas, pronto surgen los conflictos y las rivalidades. 

De ahí surge el concepto que hablaba de la “violencia mimética”, ¿qué es la violencia mimética? es un concepto acuñado por René Girard. 

Para Girard, el deseo humano es esencialmente mimesis o imitación, es decir, nuestros deseos se configuran gracias a los deseos de los demás   Todos imitamos. Nadie puede evitar el contagio mimético, es nuestra naturaleza. Pero quizás ser conscientes de su existencia nos pueda servir para tomar mejores decisiones, como personas o como empresas.

Hace poco estuve viendo la repetición de un directo por Twitch que hizo Ibaí con C. Tangana y claramente ví o creo que ví, la conclusión que llevo dándole vueltas desde hace un tiempo:

modelia (es decir, copia) hasta que puedas ser original. En cuanto la copia empiece a tener una utilidad claramente decreciente es el momento de empezar a explorar y aplicar creatividad a raudales.

Aquí entra en juego, a nivel bioquímico esas hormonas relacionadas con la creatividad como la dopamina.

Volviendo a Girad y su violencia mimética, si un individuo imita a otro cuando este último se apropia de un objeto entonces nos encontramos con la mimesis de apropiación de la cual puede surgir la rivalidad o el conflicto, porque el objeto entra en disputa.  [Fíjate en los niños cuando son pequeños y lo celosos que son de sus juguetes]

Girard es radical al afirmar que es un error razonar dentro de la categoría de “diferencia” cuando la raíz de todos los conflictos es más bien en la “similitud”, la competición, la rivalidad mimética entre las personas, países, culturas.

La imaginación es la fuente básica de nuestra creatividad: tener el poder de imaginar algo que todavía no está en el mundo es una cualidad muy potente que estamos infravalorando. Las imágenes, sonidos, olores.. se mezclan con recuerdos, pensamientos, emociones, nuevas y antiguas. Por lo tanto, todo este “nuevo material” es la materia prima que usa el cerebro para crear. El proceso de tratar de hacer algo creativo, yo lo veo en este episodio, es beber información de muchas fuentes, libros, vídeos, cursos, hablar con gente diversas, meditarlo, pensarlo, conectar los puntos agitarlo… y muchas ganas de crear algo innovador que impacte y perdure.

Volviendo a la idea y eje central de este episodio, disculpa si me estoy volviendo un poco obsesivo sobre los juegos pero es que estoy realmente emocionado con este tema:

si pensamos en juegos también podríamos verlos, analizarlos o simplemente categorizarlos de acuerdo a 3 categorías:

los de suma negativa: en el que los jugadores por el mero hecho de jugar, pierden ambas partes, es decir se acaba destruyendo valor.

los de suma cero: ni se crea ni se destruye valor, simplemente hay una transferencia, ejmplo de esto podría ser en el póquer o el ajedrez, el beneficio del que gana es exactamente igual al perjuicio del que pierde. Son juegos de suma cero. Un juego de suma cero es obtener alfa (rentabilidad por encima del mercado).

los de suma positiva: es el win-win, es la creación de valor entre las partes, es el todos necesitamos de todos para aumentar el valor en el mundo. Yo te compro algo a ti pero pago menos del valor que potencialmente me puede aportar a mi, a su vez eso me sirve a mi para construir algo más valioso y así sucesivamente. Este es el tipo de juegos que me gusta jugar y que si entendiéramos que esto es posible muchas cosas cambiarían. Como decía una  persona que admiro y que escuché un día por casualidad: “si tan sólo pudiese explicar el porqué de las cosas a suficientes personas , con el suficiente detenimiento, la suficiente exhaustividad, y el suficiente esmero, en última instancia todos entenderían y entonces se arreglaría”.  En los juegos de suma positiva no tiene porqué existir pobres para que existan ricos, No todas las relaciones de negocios son de suma positiva… diríamos y esto lo acercamos más al mundo de la inversión gracias a Brian Arthur, juegos de retornos crecientes o decrecientes.

Te voy a contar otra cosa y es crucial en el mundo de los juegos… resulta que cuando los jugadores están jugando el mismo juego, el sistema es estable. Si estoy compitiendo contra ti en un juego finito, por ejemplo, el ajedrez, en el que las reglas están claras, conocemos que estamos compitiendo el uno contra el otro, el sistema es estable. 

 De igual forma ocurre cuando dos jugadores están jugando juegos infinitos, piensa en esos dos amigos que quedan entre sí por el mero hecho del placer de disfrutar de la compañía.  

También es estable cuando un padre se comunica con su hijo si cada uno está asumiendo su papel, están jugando el juego de padre-hijo (este concepto lo aprendí leyendo Los juegos en que participamos de Enric Berne)… … pero aquí viene el matiz clave:  

La cosa se empieza a desbalancear y a dejar de ser estable cuando juegan diferentes juegos, uno de estos dos amigos se quiere aprovechar del otro, mientras que el otro simplemente queda por disfrutar de su amistad. Piensa en lo siguiente uno está pensando en ganar mientras que el otro está pensando simplemente en seguir en el juego. 

En los juegos infinitos no hay ganadores ni perdedores, simplemente el juego acaba cuando uno de ellos decide renunciar a seguir en el juego.. ya se por falta de voluntad o simplemente porque se le acaban los recursos.  Y aquí lo uno con un concepto que hasta la fecha creo que nadie lo había unido, o al menos que yo sepa, el problema puede radicar en lo que en microeconomía, le llaman la preferencia revelada,  es decir que nos gusta, que escogemos, a que realmente estamos jugando, pero  no por lo que respondemos en una encuesta o en una pregunta, sino por lo que realmente hacemos, por lo que realmente consumimos… esta preferencia revelada puede ser muy diferente de la preferencia declarada. Quizás ambos amigos dicen estar jugando el mismo juego, pero uno de ellos claramente sus acciones revelan lo contrario a lo que dice… ahí surge la inestabilidad en el sistema.

Volvamos a ese juego de los negocios y la creación de valor, que bien jugado se convierte en un juego de suma positiva, estarás de acuerdo conmigo en que es un tipo de juegos de estos que hemos denominado infinitos, hay jugadores conocidos y no conocidos, nunca sabes todos los competidores que hay en un sector, las reglas están en constante cambio, y el concepto “ganar” no existe o es muy particular de cada invididuo jugando este juego. Es un juego perpetuo que siempre ha existido… ¿qué sentido tiene que el lenguaje de algunas compañías sea de juego finito? hablar de alcanzar el número 1, ¿en base a qué criterio? ¿en qué intervalo temporal? ¿quién dicta estos criterios? ¿son universales? claro es fácil  y muy sesgado declararte la vencedora cuando bajo tu criterio te inventas las reglas para autoproclamarte la ganadora…. en este juego infinito realmente -como no podía ser de otra forma- toda compañía que lo abandona es por falta de voluntad o de recursos para mantenerse en el juego. En cambio, las compañías que juegan de acuerdo a entender que están jugando realmente un juego infinito, acaban frustrando a todo el resto que no ha entendido nada y malinterpretan el juego.  Unos están obsesionados con como ayudar, aportar valor, mejorar, con una visión, con una causa, con un camino, mientras que los otros están obsesionados con compararse, con su competencia,no es difícil adivinar quien acaba frustrado como hemos dicho.

El que juega el juego infinito entiende que unas veces será el podcast de moda y otras veces no, unas veces será el profesor con mejores encuestas y otras no, unas veces será el que más liga y otras veces no… la meta es no vencer a tu competencia, la meta si acaso es durar más que tu competencia. La idea es que no se compite contra los demás, se compite contra uno mismo, para siempre y hasta el final de nuestros días, es el Kaizen, es seguir morir persiguiendo esa meta imposible de alcanzar, esa North Start Metric. Esto genera muchas cosas: sentimiento de crecimiento, ausencia de desasosiego, ahorro de tiempo  y recursos al evitar ir dando bandazos constantes, liderazgo, lo “gracioso” de todo, es que la mayoría de humanos y organizaciones estamos constantemente jugando con la mentalidad de jugadores de juegos finitos. 

¿Cómo jugamos un juego infinito? Pivotando en una mejora continua alrededor de nuestros valores y principios. No haciendo la famosa frase de Groucho Marx “Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. 

Primero deberíamos identificar nuestros valores:

  • no quiero hacer daño a la gente
  • quiero contribuir a que la sociedad y mi entorno vivan mejor
  • quiero tener una buena vida: buenas relaciones sociales, salud, buen estado físico, vivir en un entorno saludable
  • quiero tener el control de mi vida
  • quiero tener libertad
  • opcionalmente me gustaría dejar legado

De acuerdo a estos valores tengo que tomar las decisiones que vayan sucediendo que se alineen con estos valores. No siempre serán acertadas, pero deberían ir encaminadas y respetando estos principios. 

Otro matiz clave, nuestros valores están por encima de nuestros propios intereses,

¿Para qué jugar un juego infinito? Qué aburrido si nunca se va acabar, acabará nuestra vida antes que dicho juego, ¿por qué vivir persiguiendo una meta que no la vamos a alcanzar nunca? Nos hemos referido ya  a la experiencia autotélica, también en algún episodio, hace muchos ya, hablamos de vivir en un estado de flujo o experiencia óptima que nos libra de la entropía, del ruido y del desorden.  Pero hay más razones, que podemos verlas objetivas para seguir en él. Cuando juegas este tipo de juegos y aprendes a reconocerlos ves un camino de progreso que quizás el resto de gente no alcanza a ver. 

“Las máquinas volantes más pesadas que el aire son imposibles”.– Lord Kelvin, presidente de la Royal Society, 1895.

“Todo lo que puede inventarse ya ha sido inventado” – Charles H. Duell, Alto Comisario de la Oficina de Patentes de los Estados Unidos, 1899.

“Los aviones son unos juguetes interesantes, pero no tienen interés militar”– Marechal Ferdinand Foch, profesor de Estrategia en la Ecole Superieure de Guerre.

“La caja de música sin cables no tiene un valor comercial imaginable. ¿Quién iba a pagar por enviar un mensaje a nadie en particular?”– Un socio de David Sarnoff respondiendo a una petición para invertir en la radio en la década de 1920.

“Creo que existe un mercado mundial para tal vez… cinco computadoras”.– Thomas Watson, presidente de IBM, 1943

“No nos gusta su sonido, y a la música de guitarra le quedan cuatro días”.– Decca Recording Co. rechazando a los Beatles, 1962.

“No existe ninguna razón para que alguien quiera tener una computadora en casa”.— Ken Olson, presidente, director y fundador de Digital Equipment Corp., 1977

Despedida

Tengo que confesarte una cosa, cuando me aburro me da por pensar, trato de ordenar mis ideas,  Creo que este 2020 he pasado probablemente más horas en casa en los últimos 4 años juntos.. supongo que como la mayoría de nosotros.

hay veces que me doy un paseo… y me surgen algunas reflexiones, las voy a compartir las que más valor pueden aportar aquí con vosotros y las dejo en el aire por si os da a vosotros también por pensar, son reflexiones de todo este 2020

LLevo tiempo pensando en porque funciona eso de ser generoso, un givier inteligente que decía Adam Grantt; Ser generoso acaba funcionando, no sólo por el sesgo de reciprocidad, acaba funcionando porque estás jugando juegos infinitos de  de suma positiva

Otra reflexión importante es la importancia enorme del continente, escuché una charla TED que llegaban a la conclusión 

otra cosa que he aprendido, es que todos los seres humanos y no sólo los humanos, sino también loos animales mentimos a diario y en mayor o menor medida. De hecho, según estudios de la  Universidad de Dakota del Norte mentimos desde pequeños, Los niños mienten a través de la observación. Ven a los adultos – a sus propios padres – mentir y los emulan. Lo que comentábamos del mimetismo.   Mentimos para conservar nuestros trabajos, nuestras relaciones de pareja, nuestras amistades… mentimos para no ser demasiado honestos. ¿Cómo sería un mundo en el que cada persona le dijera a las demás todo lo que realmente opina de ellas? Muchas veces el engaño sirve para poder seguir viviendo en sociedad, Y otra cosa curiosa que he aprendido sobre la mentira – y sé que esto da para un podcast entero monográfico- es que somos mucho  más propensos a mentir en pos de una “causa justa” o “bien superior” o  para proteger a un tercero. También que en general a mayor nivel de inteligencia mayor suele ser la cantidad de mentiras empleadas. 

Estudios realizados por el director de contenido clínico del Get Mental Help en Estados Unidos, Derek Wood, los seres humanos mentimos principalmente por miedo. Aunque no es la única causa:,mentimos porque queremos, porque sabemos hacerlo y porque, en algún modo, nos ha beneficiado a corto plazo.

Relacionado con esto del miedo, también he aprendido este 2020 de alguna forma a pensar en que casi todo lo que decidimos de una forma u otra es un baile alrededor del miedo, como de importancia le damos de una forma u otra a la aversión a la pérdida. El miedo no es malo, de hecho es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí, 

y aunque se suele decir que en la sociedad actual ha dejado de tener tanto sentido -indidablemente es complicado que nos coma un mamut- creo que no hay que perderle el respeto ya que hemos visto que frágiles somos ante un virus y cómo de frágiles podemos ser ante un cambio climático.  Si es verdad que si nuestra aversión a la pérdida es enorme difícilmente saquemos partido al enorme universo de posibilidades que tenemos para realizar en esta vida.

Una tercera enseñanza de estos últimos meses ha sido darme cuenta que cuando te expones, cuando haces lo que te daba principalmente miedo, te estás exponiendo a lo bueno y a lo malo, y cuando películas como Interstellar, El padrino o Cadena Perpetua tienen comentarios treméndamente negativos (los puedes leer en IMDB o FilmAffinitiy) como no lo vamos a recibir nosotros hagamos lo que hagamos… simplemente tenemos que asumir que esto es así y dejarlo estar.

Una cuarta enseñanza que he aprendido en este 2020 es la importancia de la atención, en qué ponemos la atención, porque eso marca la diferencia. Vamos a verlo en el terreno de las finanzas personales por ej, que seguro que os gusta a muchos y todos hemos pasado por ello, hay básicamente dos forma de hacer crecer nuestro patrimonio personal, que no son puramente  incompatibles entre ellas pero que difícilmente se pueden llevar a cabo de forma simultánea precisamente por esto, porque en una de las dos normalmente pones la atención: o bien en ahorrar gastos considerablemente o bien en hacer crecer tus ingresos. La conclusión que yo personalmente he sacado este 2020 es que es mucho más interesante esta segunda vía. ¿Por qué? Pues porque el tema de ahorro tiene un límite superior mientras que la de aumento de ingresos no tanto, además la segunda permite la reinversión para de alguna forma poner a funcionar el interés compuesto. En esta línea, aplicado a negocios y a la vida personal… si tuviera que quedarme con dos únicas métricas o conceptos sería: la rentabilidad sobre el capital empleado y la tasa de reinversión, las dos juegan conjuntamente y generan una creación de valor compuesta e imparable.

Te acuerdas que empezábamos en el episodio con la doble bifurcación de caminos de Simon Sinek en analogía al viaje del héroe, cerrando el círculo de este episodio y  del 2020, el poeta Robert Frost también dijo:

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,  Y apenado por no poder tomar los dos largo tiempo estuve de pie mirando uno de ellos tan lejos como pude Hasta donde se perdía en la espesura;  Entonces tomé el otro, Y habiendo tenido quizás la elección acertada, Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante, Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos. Debo estar diciendo esto con un suspiro de aquí a la eternidad: Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo, Yo tomé el menos transitado, Y eso hizo toda la diferencia.

Finalizar con Fix-You de Coldplay

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