Introducción: La sala donde murió Blockbuster
Imagina la sala de juntas de Blockbuster. Año 2004.
Las cifras son buenas. Las tiendas, rentables. Los clientes siguen alquilando.
Alguien en una esquina menciona a una pequeña startup que envía DVDs por correo. Una tal Netflix. Proponen comprarla.
Se ríen.
Se ríen porque el negocio de Netflix es objetivamente peor: márgenes pequeños, una logística infernal, un nicho de mercado. No tiene sentido.
Hoy, Blockbuster es un meme. Netflix domina el entretenimiento mundial.
Lo que pasó en esa sala de juntas es la historia más vieja del capitalismo. Y ahora, esa historia tiene un Premio Nobel.
El Nobel de Economía 2025 (Mokyr, Aghion, Howitt) no premia una idea nueva. Premia la explicación del vendaval que se llevó a Blockbuster: la destrucción creativa.
Este no es un artículo académico. Es un manual de trinchera. Es didáctico (para entenderlo), persuasivo (para que muevas ficha) y, sobre todo, aplicable.
Porque la pregunta no es “¿ocurre?”.
Ocurre.
La pregunta correcta es: ¿qué vas a hacer tú con ella?
Para saber qué hacer, primero hay que entender qué es exactamente.
Qué es la destrucción creativa
Definición rápida: la destrucción creativa es el proceso por el cual nuevas innovaciones sustituyen a las viejas, generando crecimiento agregado solo si el ecosistema lo permite.
No es un caos aleatorio. Es un ciclo: aparecen tecnologías mejores, desplazan a las anteriores (destrucción) y abren espacio a nuevos modelos de negocio (creación). Es el motor.
Pero cuidado con el mito más grande.
- El Mito: “Innovar es tener una idea genial en la ducha”.
- La Realidad: innovar es un sistema industrial. Es reemplazar lo viejo por algo marginalmente mejor, de forma constante, hasta que lo viejo es irreconocible. Es más proceso que inspiración.
Schumpeter lo bautizó como “el hecho esencial del capitalismo”. Décadas después, Aghion y Howitt pusieron la matemática que faltaba. Mokyr, por su parte, explicó por qué ese motor logró arrancar. Juntos, el rompecabezas encaja.
Suena bien, ¿verdad? Pues bien, el Nobel de este año nos ha dado el mapa completo.
Y es una obra en tres actos.
El mapa del Nobel 2025: historia + modelo + aceleradores
Necesitas entender los tres para navegar el presente.
Acto 1: Mokyr y el “conocimiento útil” que enciende el motor
La mitad del premio va a Joel Mokyr. ¿Su mérito? Responder a la pregunta del millón: ¿por qué la humanidad vivió milenios estancada y, de repente, despegó?
Su respuesta es brillante: conocimiento útil.
Mokyr explica que la ciencia (el “por qué”) y la ingeniería (el “cómo”) eran dos vecinos que no se hablaban. El artesano mejoraba su técnica por prueba y error, pero no entendía por qué funcionaba. El científico teorizaba, pero no lo aplicaba.
El “conocimiento útil” nace cuando estos dos saberes por fin tienen una cita y deciden irse a vivir juntos:
- Conocimiento proposicional (el “Qué” y “Por qué”): La ciencia. Las leyes de la termodinámica.
- Conocimiento prescriptivo (el “Cómo”): La ingeniería. Las recetas para construir una máquina de vapor.
La Ilustración y la Revolución Industrial no triunfaron solo por las máquinas; triunfaron porque crearon un bucle de retroalimentación: la ciencia mejoraba la técnica (el “cómo”) y los problemas técnicos (el “cómo no funciona”) alimentaban nueva ciencia (el “por qué”).
Eso es lo que dispara un flujo continuo de innovación.
Acto 2: Aghion & Howitt y la escalera que te pisa los talones
La otra mitad del premio es para Philippe Aghion y Peter Howitt.
Si Mokyr explica por qué arrancó el motor, ellos nos dan el plano de ingeniería de cómo funciona hoy.
Crearon el modelo de crecimiento schumpeteriano. La innovación es endógena. Traducción: no cae del cielo; las empresas deciden invertir en I+D para crearla.
Imagina una escalera de calidad. Cada peldaño es una versión mejor de un producto.
Las empresas invierten en I+D para subir un peldaño. Si lo logran, gozan de un monopolio temporal (¡premio!). Pero no pueden dormir. ¿Por qué? Porque saben que otra empresa está invirtiendo ya para subir al siguiente peldaño y “robarles el negocio”.
Esta carrera constante por “escapar” de la competencia es la que nos da mejores productos. Y también formaliza el conflicto eterno: incumbentes vs. innovadores.
Acto 3: El acelerador moderno (Moore, Huang y Koomey)
Este conflicto es viejo. Pero, ¿por qué esta escalera parece de repente un cohete?
La respuesta está en un trío de “leyes” observacionales que definen nuestro tiempo:
- Ley de Moore: El número de transistores en un chip se duplica cada ~2 años. Consecuencia: el precio del cómputo baja sin parar.
- Ley de Huang (Nvidia): El rendimiento de las GPUs (esenciales para la IA) crece mucho más rápido que la Ley de Moore.
- Ley de Koomey: La eficiencia energética (cómputo por vatio) se duplica cada ~1.5 años. Consecuencia: podemos tener superordenadores en el bolsillo (móviles).
Estas tres fuerzas son el acelerador. Hacen que el “conocimiento útil” de Mokyr se pueda probar y escalar a un coste marginal casi cero. La escalera se sube a zancadas.
Este acelerador hace que el viaje de cualquier idea nueva sea vertiginoso. Pero no es caótico. Sigue un patrón predecible.
De hecho, sigue dos.
El ciclo de vida de una idea: del Hype a la Curva S
Debes clavar estos dos patrones en tu mente. Son el mapa y el cronómetro de la innovación.
1. El Ciclo de Sobreexpectación de Gartner (El Mapa Emocional)
Es el viaje emocional de la tecnología. Pasa por cinco fases:
- Lanzamiento: Aparece algo nuevo (IA Generativa en 2022).
- Pico de Expectativas Sobredimensionadas: Los medios se vuelven locos. “Va a curar el cáncer y acabar con el trabajo”.
- Abismo de la Desilusión: La realidad golpea. “Oye, esto falla mucho”. La prensa abandona el tema.
- Rampa de Consolidación: En silencio, empresas serias (que sobrevivieron al abismo) empiezan a construir productos útiles de verdad.
- Meseta de Productividad: La tecnología se vuelve aburrida. Simplemente funciona (como el Wi-Fi).
Saber en qué fase estás te evita quemar dinero en el “pico” y te anima a construir en el “abismo”.
Pero, ¿qué pasa cuando la idea sobrevive al abismo? Ahí es donde entra el verdadero ciclo de negocio.
2. La Curva S de Crecimiento (El Ciclo de Negocio)
Toda innovación, producto o empresa sigue esta forma de S:
- Fase 1 (Inicio): Crecimiento lento. Estás buscando el product-market fit.
- Fase 2 (Aceleración): Crecimiento explosivo. La rampa se empina.
- Fase 3 (Madurez): El mercado se satura. El crecimiento se frena.
- Fase 4 (Declive): La curva empieza a bajar.
¿La clave de la supervivencia a largo plazo? Enlazar curvas S.
Las empresas legendarias (Google, Amazon, Apple) usan los beneficios de su curva madura (Fase 3) para financiar el nacimiento de la siguiente (Fase 1) antes de que empiecen a caer (Fase 4).
Bonita teoría. ¿Y dónde está soplando el viento ahora mismo?
Ejemplos 2025: cinco olas para surfear (o que te pasen por encima)
La destrucción creativa no es historia. Está pasando ahora. Aquí tienes cinco S-Curves nuevas que están destruyendo a las viejas.
1. IA generativa: el fin del “primer borrador”
No hablo de ChatGPT para escribir un post. Hablo de copilotos integrados en el workflow.
- Destrucción: Tareas de bajo valor cognitivo y alta repetición. El valor del “primer borrador” se ha desplomado a cero.
- Creación: Una revalorización del criterio. El valor ya no está en hacer la tarea, sino en saber qué pedir y juzgar el resultado.
- Ganador: El que rediseña su proceso asumiendo que el borrador cuesta cero y vende un servicio de estrategia + validación.
2. Energía: la batalla se mueve al almacenamiento
El vendaval ya pasó por la generación (solar y eólica son más baratas).
- Destrucción: Activos fósiles “varados” (plantas de carbón que ya no son rentables).
- Creación: La batalla ahora es de software y almacenamiento. El “cuello de botella” se movió. Gana quien domina la gestión de demanda y las baterías.
3. Comercio: la tienda física como “club social”
Amazon destruyó a la tienda que solo “despachaba producto”. Pero la escalera continúa.
- Destrucción: El e-commerce que solo compite en precio.
- Creación: Marcas DTC (Direct-to-Consumer) que crean un “scenius” (una comunidad). La tienda física no muere: muta. Se vuelve un clubhouse, un centro de experiencias.
4. Movilidad: el coche como un “iPad con ruedas”
Tesla no vendió (solo) un coche eléctrico. Vendió un ordenador con ruedas.
- Destrucción: La ventaja competitiva basada en la mecánica de precisión (motores de combustión).
- Creación: La ventaja se desplazó al sistema operativo. Un coche definido por software (SDV) mejora después de comprarlo (con actualizaciones OTA). El coche tradicional solo empeora.
5. Salud digital: del “evento” al “proceso”
El modelo de salud tradicional es reactivo. Es un “evento”: te pones malo, vas al hospital.
- Destrucción: El modelo reactivo. La visita presencial para tareas que se pueden monitorizar.
- Creación: El proceso de salud continua. Tu wearable (reloj, anillo) monitoriza 24/7. Una IA vigila patrones. El médico no te cura, sino que gestiona tu salud.
Todos estos ejemplos tienen algo en común. El ganador no era el líder. El líder se quedó paralizado.
Esto nos lleva de vuelta a la pregunta del millón. A la sala de juntas de Blockbuster.
El Dilema del Innovador: por qué las grandes empresas caen
Si la Curva S es tan evidente, ¿por qué las empresas líderes (Kodak, Nokia, Blockbuster) nunca ven venir la siguiente ola?
El genio de Clayton Christensen lo explicó en “El Dilema del Innovador”.
No caen por ser estúpidas. Caen precisamente por hacer todo bien. Caen por escuchar a sus mejores clientes y centrarse en sus productos más rentables.
Este es el dilema: Explotación vs. Exploración.
El Dilema: Explotación vs. Exploración
- Explotación: Mejorar tu producto actual. Hacerlo un 5% mejor. Es tu negocio principal, el que paga las nóminas. Tus accionistas te lo exigen. Es la comodidad del presente.
- Exploración: Invertir en la siguiente Curva S. Es un proyecto raro, en un garaje, que da pérdidas. Al principio, es un producto peor (las primeras cámaras digitales eran horribles) y con márgenes asquerosos. Es la incomodidad del futuro.
Kodak inventó la cámara digital. Pero sus directivos miraron los números. “Gano un 40% con los carretes y con esto gano un 2%… y la calidad es peor. Archivad esto”.
El líder se centra en la explotación hasta que es demasiado tarde. El disruptor no tiene nada que perder y se centra 100% en la exploración. Y cuando su tecnología se vuelve “suficientemente buena”, el líder ya no puede reaccionar.
Escucha el episodio: “El dilema de los innovadores”
Este es el núcleo del problema. ¿Cómo equilibrar la explotación y la exploración? En el Episodio 83 de Píldoras del Conocimiento desgrano el Dilema del Innovador con ejemplos prácticos.
Escuchar ahora →Y no, esto no es solo para multinacionales. El dilema de la explotación contra la exploración te está afectando a ti. Ahora mismo. En dos áreas que quizá no esperas.
El vendaval en todas partes: de tu cerebro a tu marketing
Este dilema no solo afecta a fábricas. Tumba modelos mentales y estrategias de marketing.
La DC en tu cerebro: el nuevo modelo de aprendizaje
El modelo antiguo (el incumbente) era la universidad como monopolio del “conocimiento duro”.
Hoy, el “qué” (el contenido) se ha commoditizado. Está gratis en YouTube, en MOOCs, en bootcamps. Esta es la destrucción del monopolio de la explicación magistral.
¿Significa que la universidad muere? No. Significa que muta.
- Creación: La universidad (o cualquier programa de formación) que sobrevive es la que se enfoca en lo que no se puede commoditizar: la red de contactos, la mentoría, los proyectos reales, la comunidad y la “señal” de compromiso.
- La clave para ti: Deja de acumular títulos (conocimiento proposicional). Empieza a construir un portafolio de proyectos (conocimiento prescriptivo). Mezcla hard skills online con soft skills presenciales.
La DC de tu atención: Redes Sociales (Fiat) vs. Email (Activo)
Ahora apliquémoslo a tu marketing. ¿Dónde estás poniendo tu foco?
Hay un símil potente: el dinero fiat (como el euro) sirve para el día a día, pero se devalúa por la inflación. Conviene convertir los excedentes en activos duros (que guardan valor).
Llevémoslo a tu marca personal:
La Metáfora del Dinero y la Atención
- Redes Sociales = Dinero Fiat. Son atención volátil. “Likes” que hoy valen y mañana no. Vives bajo el capricho de un algoritmo (inflación) que devalúa tu alcance. Útil para descubrir, pero es un pasivo si dependes de él.
- Tu Lista de Email = Activo Duro. Es una relación directa. No hay algoritmo. Acumula confianza con el tiempo. Es un activo que guardas y que compone valor.
La estrategia es clara: Usa las redes (fiat) para captar, pero convierte inmediatamente esa atención en un activo duro (tu lista de email).
Como ves, el concepto es simple. Pero caer en el ‘Dilema del Innovador’ (priorizar la explotación) es facilísimo.
Se manifiesta en tres errores garrafales que veo cada día.
Perspectiva crítica
Caer en la trampa de la “explotación” se manifiesta en estos tres errores.
- 1. El mito del “disruptor” solitario: Los gurús aman la historia de Netflix “matando” a Blockbuster. Es una caricatura. Blockbuster tuvo la oportunidad de comprar Netflix por 50 millones y se rió. No fue un ataque por sorpresa; fue un suicidio por arrogancia. No te mata un genio en un garaje. Te mata tu propia complacencia.
- 2. El teatro de la innovación (o “Innovación de PowerPoint”): Este es mi favorito. Empresas con un Chief Innovation Officer que da charlas motivacionales. Crean un “Lab” con pufs de colores. Pero a la hora de la verdad, nadie toca el core business “por si se rompe”. Eso no es explorar. Es teatro. La verdadera exploración exige canibalizar tu propio negocio.
- 3. Vender el “cómo” (IA) en lugar del “qué” (valor): El ingenuo se enamora de la herramienta. “¡Tienes que usar blockchain!”. ¿Para qué? Mokyr lo dejó claro: la clave es el “conocimiento útil“. Si la tecnología no resuelve un problema real de tu cliente mejor que la solución actual… es un juguete caro. Deja de vender la pala y empieza a vender el agujero.
Estos errores de arrogancia y ‘teatro’ tienen consecuencias. Y no solo para las empresas. Tienen un coste social.
El lado oscuro: costes, desigualdad y la “geografía del descontento”
La destrucción creativa crea prosperidad… y cicatrices. Zonas enteras quedan atrás si no hay transición. La política pública inteligente no “frena” el viento: construye refugios y acelera nuevas oportunidades.
La solución no es prohibir lo nuevo, sino gestionar el cambio:
- Protege a personas, no a puestos: re-skilling, movilidad, derechos portables.
- Competencia real: antimonopolio, interoperabilidad y estándares abiertos.
- I+D con evaluación: subsidios bien diseñados y revisión ex post.
- Apertura: comercio de ideas y talento; evita el proteccionismo reflejo.
Vale, hemos visto la teoría, los peligros y los errores. Sabemos lo que no hay que hacer (teatro, arrogancia).
¿Cómo pasamos entonces a la acción? ¿Cómo evitamos el ‘teatro de la innovación’ y construimos algo real?
Cierre: ¿Por qué necesitamos el viento?
En los años 80, se construyó “Biosfera 2”, un ecosistema cerrado en Arizona. Dentro, los árboles crecían más rápido que en la naturaleza.
Pero al poco tiempo, todos se doblaban y colapsaban.
¿El motivo?
Faltaba el viento.
Nadie pensó que el viento era un ingrediente necesario. Pero es el estrés del viento lo que obliga al árbol a crear madera de reacción, a fortalecerse y a echar raíces profundas. Sin ese estrés, el árbol se debilita y colapsa sobre su propio peso.
La destrucción creativa es el viento. Es el estrés necesario que nos hace más fuertes.
El Nobel 2025 no es un diploma colgado en Estocolmo: es un recordatorio de que el crecimiento no es un derecho. Es la consecuencia de aguantar el viento. Es la consecuencia de elegir, cada día, la incomodidad de la exploración sobre la comodidad de la explotación.
La pregunta es: ¿cuándo vas a empezar tú a construir el árbol que resista el próximo vendaval?