Hace poco te hablé de una epifanía:
Aquella por la que los ecosistemas de productos eran el súmmum santísimo de la creación de valor.
La “espiritualidad descendente” nivel 1000 de las propuestas de valor… ohhhhhh.
Y sí, lo llamé epifanía con intención.
He tardado casi literalmente 10 años en llegar a esto.
Y, una de dos: o soy muy tonto, o no se llega tan fácil.
Clientes que no siguen un camino en línea recta
Te comenté que los clientes son muy variopintos y no tienen por qué seguir un camino prefijado en túnel, embudo, espiral o glorieta con ceda el paso.
Esta idea, por sí sola, ya es potente para analizar (o rediseñar) cualquier negocio.
Del ecosistema de productos al ecosistema de ofertas
Ahora bien… te mencioné algo que incluso es más avanzado: el ecosistema de ofertas. Y ahí lo dejé…
Ahora es el momento de que te cuente más.
Atento, que esto es interesante.
Resulta que tú puedes tener tu ecosistema de productos. Perfecto.
Pero la gente —tú y yo— no compramos productos.
Compramos ofertas.
Y no. Oferta NO significa (siempre) rebajas.
Significa algo que tiene tanto sentido, tanto valor y tan poco riesgo… que tu cerebro no necesita pensarlo mucho.
Es un “sí” casi automático porque se entiende que el retorno supera con creces la inversión.
Y así debe ser: siempre pensando en juegos ganar-ganar para perdurar.
Cómo funciona un ecosistema de ofertas
Imagina que tienes varias de esas ofertas.
Muy pensadas. Conectadas. Con sentido estratégico para generar máximo valor en el cliente.
Algunas están hechas para atraer.
Otras para convertir.
Otras para hacer que vuelvan.
Y otras para multiplicar el resultado de quien ya está dentro.
Todas tienen una función específica.
Y todas se retroalimentan.
No es una escalera.
Ni una cadena de montaje.
Es más bien un atractor.
Un campo de fuerza.
Una holoarquía natural.
Una sola oferta puede vender (aquí se quedan casi todos los emprendedores).
Pero un ecosistema de ofertas bien diseñado es una avalancha.
El engranaje funcionando a todo tren.
Y, un servidor, poco a poco, lo va logrando.
Sin tirar las campanas al vuelo.
La primera vez no siempre engancha
Aquí lo curioso: muchas veces… no entra a la primera.
Como muchas cosas en la vida 😛
Es como esas canciones raras.
Que escuchas por compromiso.
Y piensas: mehhhhhh.
Pero algo te hace volver.
Y vuelves.
Y un día… te atrapa.
Y ya no puedes soltarla.
El nuevo NO podcast
De eso va el nuevo episodio del podcast. Bueno… episodio, es mucho decir.
Es un tema que compuso un oyente y actúa como interludio para la nueva temporada que se viene.
Me hace mucha ilusión porque es oyente antiguo y se lo ha currado mucho (él y su productor).
Quizá al principio no te diga mucho.
Pero si le das una segunda escucha con atención,
aquí tienes el nuevo NO podcast.
Un saludo,
Fernando A.
Pd. Puedes compararla (si quieres) con la de Sergio Ramos… aunque aquí el flow va por otro lado: Canción de Sergio Ramos