En España no se puede.
Eso dicen.
Que aquí el sistema te frena.
Que es imposible prosperar.
Que el contexto es el obstáculo.
Pero observa algo curioso:
mientras unos se lamentan, otros avanzan.
Mismo país.
Mismo escenario.
Resultados opuestos.
¿Dónde está la diferencia?
El mito de que en España no se puede triunfar
Las excusas se repiten como un eco:
“Los impuestos me hunden”.
“Aquí nadie apoya a los que emprenden”.
“En otro país sí tendría oportunidades”.
Y sin embargo, cada día hay personas que destacan.
Que levantan empresas.
Que crean proyectos.
Que transforman su vida desde aquí, sin mudarse a Silicon Valley.
No se puede negar algo: probablemente aquí es más difícil que en otros países.
Al menos por ahora.
Pero más difícil no significa imposible.
El país no es la jaula.
La jaula es cómo eliges usar tu tiempo.
La obsesión como ventaja invisible
La mayoría busca motivación.
Un chute rápido de energía.
Un vídeo inspirador que dura lo que dura el café.
Pero lo que cambia destinos no es la motivación.
Es algo más incómodo, más intenso.
Es levantarte pensando en tu proyecto.
Dormirte con la idea aún girando en la cabeza.
Ajustar cada minuto, cada recurso, como si fueran piezas de un tablero de ajedrez donde no se puede desperdiciar ni un movimiento.
Eso es lo que separa al que juega a medias del que finalmente gana.
Mi experiencia: obsesión en acción
En mi caso, decidí que mis ratos libres no podían ser un vertedero de distracciones.
No había televisión encendida al fondo.
No había noticias repetidas hasta el cansancio.
No había discusiones políticas que no llevaban a ningún lado.
Cada minuto tenía dueño.
Y ese dueño era el podcast.
No lo veía como un programa más.
Era mi taller secreto.
Cada episodio, una pieza de artesanía.
Pulía detalles como un relojero que ajusta engranajes invisibles.
Como un pintor que repite un trazo hasta que la línea respira sola.
Como un escultor que golpea la piedra con la paciencia de quien sabe que dentro late una forma esperando salir.
Grababa como si un solo episodio pudiera decidirlo todo.
El que me daría libertad.
El que cambiaría mi vida.
El resultado fue inevitable: dos años seguidos, Píldoras del Conocimiento se convirtió en el podcast más votado de España en negocios en iVoox.
Y no fue suerte.
Fue la consecuencia de años detrás de un mismo pulso.
Cada email.
Cada podcast.
Cada artículo del blog… trabajado con la misma intensidad.
Qué pasa cuando la obsesión se acompaña de método
Obsesionarse no significa avanzar a ciegas.
Hace falta humildad para analizar qué está fallando.
Velocidad para ejecutar antes de que la oportunidad se escape.
Cierta tolerancia al riesgo y a la incertidumbre.
Y, sobre todo, una curiosidad que no se apaga.
Porque no todo depende de ti.
También influyen factores que no eliges: la genética —tu inteligencia y tu capacidad de aplicarla de forma útil—, y el contexto socioeconómico y cultural de tu entorno.
No todos jugamos con las mismas cartas.
Pero lo que haces con las tuyas marca la diferencia.
Al principio parecen migajas.
Un episodio aquí.
Un hábito allá.
Una mejora mínima.
Pero esas migas, acumuladas día tras día, se convierten en pan.
Y ese pan alimenta proyectos, comunidades, identidades.
La obsesión funciona como una lupa que concentra el sol en un solo punto.
Mientras otros se dispersan en luces débiles, tú generas un fuego que no se apaga.
Y aquí está lo decisivo: no importa si estás en Madrid o en Nueva York.
Cuando tu energía se canaliza, el terreno se convierte en fértil.
Conclusión: el país no limita, tus límites sí
España no es tu excusa.
Ni tu enemigo.
Lo es tu dispersión.
Lo es tu falta de foco.
Si eliges bien dónde poner tu tiempo, tu energía y tu obsesión, triunfar en España deja de ser una utopía y se convierte en una consecuencia inevitable.
Más difícil, quizás.
Pero no imposible.